LA FIESTA MÁS IMPORTANTE DE LA TORA
En el siglo XVII, salió a la luz una obra titulada Shenei Luchot Habrit (Las Dos Tablas del Pacto), escrita por el rabino Isaiah Halevi Horowitz. En ella se nos dice:
“Uno debe regocijarse en esa fiesta en particular [Shavuot], porque es el día en que adquirimos la corona de la Torá…”
El tercer libro de la Torá (Levítico 23) establece 7 fiestas a ser celebradas en determinadas fechas del calendario. De todas ellas, considero a Shavuot como la fiesta más importante, ya que establece y consolida la identidad del pueblo en su conjunto. Hay en esta celebración, un reconocimiento como pueblo frente al Dios único, unidos por un vínculo de mutua elección. Ese vínculo o pacto, determina el rumbo de la vida de allí en más. Hay una mutua pertenencia que es indisoluble.
A este tiempo festivo que estamos celebrando, se lo conoce con diversos nombres además de Shavuot (fiesta de las semanas): fiesta de las primicias (Jag Habikurim), fiesta de las cosechas (Jag Hakatzir) y como el día de la entrega de la Torá (Zman Matán Toratenu).
No obstante, hay algo llamativo en las fuentes judías inmediatamente a la destrucción el Primer Templo. La Mishna (220 E.C.) no registra tradiciones rabínicas de esta fiesta bajo ninguno de los nombres con que aparecen en la Torá. Si bien habla de la cuenta del ómer y las reglas para la ofrenda de las primicias, no contiene ningún tratado o masejet que lleve el nombre de la festividad. En la Tosefta, también se mencionan reglas y condiciones para traer la ofrenda de los primeros frutos. Si bien se hace referencia a Shavuot, esta fiesta es mencionada con otro nombre: el de Atzeret (Toseffta, Bikurim 1:1).
Por alguna razón se suprimió en esos textos, la tradición de la entrega de la Torá, la renovación del pacto, la tradición por la cual esta fiesta era celebrada inclusive por los ángeles (Jubileos 6:18). De hecho, el Salmo 68 habla del momento de la entrega de la Torá como el descenso de una comitiva celestial:
“Los carros de Dios son miríadas, millares de millares. El Señor es entre ellos, como en el Sinaí, en santidad” (Sal. 68:18)
Es también interesante notar, cómo algunos sabios interpretaron el siguiente texto del Cantar de los Cantares 3:11:
“Acérquense y contemplen, hijas de Jerusalén, al rey Salomón y la corona que su madre colocó sobre su cabeza el día de su casamiento, y en el día de la alegría de su corazón”.
Algunos de los sabios mencionados en la Mishná (conocidos como Tanaím), vieron en el casamiento del rey Salomón el símbolo o referencia al día en que fue entregada la Torá. (Mishná, Taanit 4:8).
Por último, quiero señalar que, si bien el término Shavuot está vinculado estrechamente con la cuenta de las siete semanas, hay otro concepto implícito en el mismo: el de Shevuot (juramentos/promesas).
La tradición mas festiva y mística de la fiesta de Shavuot encerraba en los días del Segundo Templo, para ciertos círculos, la idea de la renovación del compromiso entre Dios y su pueblo que había sido concertado en el Monte Sinaí. Fue en ese monte donde estuvieron ellos de pie recibiendo la Torá. Pero no estaban solos. Cuando se trata del pacto, en la mente de Moisés y de Dios estábamos todos:
Pero no solamente con vosotros celebro este pacto (dice el Señor) sino también con todos los que no están presentes con nosotros en este día. (Deut. 29: 14-15).
Jag Shavuot Sameaj
Rav Mariano del Prado.
THE MOST IMPORTANT FESTIVAL OF THE TORAH
In the 17th century, a work entitled Shenei Luchot Habrit (The Two Tablets of the Covenant) came to light, written by Rabbi Isaiah Halevi Horowitz. In it we are told:
"One should rejoice on that particular holiday [Shavuot], because it is the day when we acquire the crown of the Torah..."
The third book of the Torah (Leviticus 23) establishes 7 feasts to be celebrated on certain dates of the calendar. Of all of them, I consider Shavuot to be the most important holiday, as it establishes and consolidates the identity of the people as a whole. In this celebration, there is a recognition as a people before the one God, united by a bond of mutual choice. That bond or pact determines the course of life from then on. There is a mutual belonging that is indissoluble.
This festive season that we are celebrating is known by various names in addition to Shavuot (festival of weeks): the festival of firstfruits (Chag Habikurim), the festival of harvests (Chag Hakatzir) and the day of the giving of the Torah (Zman Matan Toratenu).
Nonetheless, there is something striking in the Jewish sources immediately after the destruction of the First Temple. The Mishnah (220 C.E.) does not record rabbinic traditions of this holiday under any of the names under which they appear in the Torah. While it speaks of the counting of the omer and the rules for the offering of the firstfruits, it does not contain any treatise or masechet bearing the name of the festival. In the Tosefta, rules and conditions are also mentioned for bringing the offering of the first fruits. While Shavuot is referenced, this holiday is referred to by another name: Atzeret (Toseffta, Bikurim 1:1).
For some reason, the tradition of the giving of the Torah, the renewal of the covenant, the tradition by which this feast was celebrated even by angels (Jubilees 6:18), was suppressed in those texts. In fact, Psalm 68 speaks of the moment of the giving of the Torah as the descent of a heavenly procession:
"The chariots of God are myriads, thousands upon thousands. The Lord is among them, as on Sinai, in holiness" (Ps. 68:18)
It is also interesting to note how some wise men interpreted the following text from the Song of Solomon 3:11:
"Come near and behold, O daughters of Jerusalem, King Solomon and the crown which his mother placed upon his head on the day of his marriage, and on the day of the joy of his heart."
Some of the sages mentioned in the Mishnah (known as Tanaim) saw in King Solomon's marriage the symbol or reference to the day on which the Torah was given. (Mishnah, Taanit 4:8).
Finally, I want to point out that, while the term Shavuot is closely linked to the seven-week count, there is another concept implicit in it: that of Shevuot (oaths/promises).
The most festive and mystical tradition of the feast of Shavuot contained in the days of the Second Temple, for certain circles, the idea of the renewal of the commitment between God and his people that had been agreed upon at Mount Sinai. It was on that mountain that they stood receiving the Torah. But they were not alone. When it comes to the covenant, in Moses' and God's minds we were all there:
But not only with you do I make this covenant (says the Lord), but also with all who are not present with us on this day. (Deut. 29:14-15).
Jag Shavuot Sameaj
Rav Mariano del Prado.
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