Mensaje de Tora Truma 5767
La Tora nos cuenta sobre la colecta de dinero que debió hacerse para la construcción de Mishkan, el Tabernáculo. Está escrito: “… de todo hombre a quien voluntariosamente mueva su corazón, habréis de tomar ofrenda para mí” (Shemot 25:2). Es decir que la recaudación del dinero necesario fue totalmente voluntaria.
Es interesante que en otras instancias la Tora obligue a cada persona a contribuir con su parte, mientras que en esta ocasión lo deje librado a la voluntad de cada uno. Quizás esto se deba a que las más grandes obras necesitan del corazón inmenso de un grupo de personas, solo así pueden ser llevadas a cabo.
Hasta hoy en día, gran parte de las instituciones del pueblo judío depende del apoyo de personas que, además de su capacidad económica, demuestran tener una gran sensibilidad y un enorme cariño por nuestra tradición y nuestra gente. Gracias a muchos como ellos se construyó el Mishkan, el centro de la vida espiritual del pueblo de Israel en el desierto. A partir de allí aprendimos que los corazones, movidos por una voluntad de servicio, pueden hacer obras maravillosas.
Shabat Shalom,
Rabino Rami Pavolotzky
Torah Message Terumah 5767
The Torah tells us about the money collection done to build the Mishkan, the Tabernacle. It is written: “… of every man whose heart maketh him willing ye shall take My offering” (Shemot 25:2). It means that the money collection needed was totally volunteer.
It’s interesting that upon other requests the Torah compels every person to contribute with his/her part, while in this occasion it’s left to each one’s will. Perhaps this is the reason the biggest works need of the huge heart of a group of people, this is the only way they can be achieved.
Until today, great part of the Jewish People’s institutions depend on the people’ support who, besides their economical capacity, shows that they have a great sensibility and a great affection for our tradition and our people. Thanks to many of them the Mishkan was built, the center of the spiritual life of Israel in the wilderness. From here we learned that hearts, moved by a service will, can do wonderful works.
Shabbat Shalom,
Rabbi Rami Pavolotzky
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